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Los derechos arrinconados de la población refugiada de Palestina
Más de 5 millones de personas refugiadas de Palestina viven marginadas en Cisjordania y la estrecha franja de Gaza, Líbano, Jordania y Siria, sin poder moverse con libertad y poder disfrutar de derechos fundamentales. Sólo en territorio Palestino ocupado (Cisjordania y la franja de Gaza) viven 2 millones de personas refugiadas en situación de vulnerabilidad. Bajo un régimen de ocupación, en Cisjordania se enfrentan a la sistemática violación de sus derechos y la falta de libertad de movimiento, a consecuencia del Muro, continuos controles e incursiones militares.
La franja de Gaza es una de las zonas del mundo con mayor densidad de población. 1,8 millones de palestinas y palestinos viven bajo la ocupación y el bloqueo por tierra, mar y aire; 1,2 son refugiados. Además, la población sobrevive a continuas rondas de violencia. En los últimos 8 años Israel ha llevado a cabo 3 ofensivas militares sobre la franja de Gaza que han dejado a la población en una situación límite: hogares arrasados, falta de alimentos y medicinas… Gaza necesita esperanza.
Derecho al agua
Miles de personas refugiadas de Palestina tienen dificultades para acceder al agua potable, teniendo que vivir con menos de 60 litros diarios por persona en Cisjordania (100 es lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud) y con el 90% del acuífero de la franja de Gaza contaminado. La ocupación, el bloqueo y los continuaos cortes de suministros han llevado a un encarecimiento desorbitado de algo tan básico como el agua.
Derecho a la salud
Las consecuencias de la ocupación, el bloqueo, la pobreza y la inseguridad alimentaria hacen que miles de personas palestinas necesiten asistencia sanitaria y apoyo psicosocial diarios. Las restricciones a la movilidad obstaculizan su acceso a servicios sanitarios. El 70% de los bebes y el 35% de las mujeres embarazadas palestinas padecen anemia. Los cortes de electricidad, la falta de medicamentos y la dificultad de introducir equipos sanitarios en la franja de Gaza pone en riesgo la salud de bebés, por primera vez en cinco décadas ha aumentado la tasa de mortalidad infantil.
Derecho a la alimentación
La subida de precios, el creciente desempleo y la bajada del poder adquisitivo ha afectado a la seguridad alimentaria de las familias palestinas, que han optado por consumir más alimentos pobres en nutrientes, endeudarse, reducir el número de comidas al día, entre otros. El 26,6% de la población palestina vive en la pobreza absoluta (menos de 3,5 dólares/día) y el 85% de los hogares gazatíes depende de la ayuda humanitaria.
Derecho a la educación
A diario, en Cisjordania, miles de niños y niñas tienen que tomar rutas entre dos y cinco veces más largas para acceder a la escuela. Unas 40 escuelas en zonas rurales están bajo orden de demolición. Los colegios en la franja de Gaza hacen turnos dobles para paliar la necesidad de más centros escolares. La disponibilidad de electricidad entre 4 y 8 horas al día afecta a su funcionamiento. A pesar de esto, la tasa media de abandono escolar y repetición en Primaria y Secundaria es del 1%.
Derecho al trabajo digno
El desempleo alcanza casi el 18% en Cisjordania y el 43% en la franja de Gaza, una de las tasas más altas del mundo. A pesar de los altos niveles de educación, el 62% de los y las jóvenes gazatíes está desempleado. Las mujeres suponen menos de un 20% de la población económicamente activa en Gaza. Muchas trabajan en el sector informal como agricultoras, costureras y vendedoras. Esto y los bajos salarios convierten a los hogares encabezados por mujeres en altamente vulnerables.
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